La voz de Galicia - La voz de Ourense
04 de abril de 2012

Juan Manuel Pérez Álvarez - La voz de Galicia«Me interesa el misticismo, descubrir el mundo interior»

El joven escritor ourensano publica su quinto libro de poemas y gestiona la edición de otros dos trabajos

Juan Manuel Pérez Álvarez está de nuevo en las librerías con otra de sus publicaciones. A pesar de su juventud, este ourensano de 1985 cuenta ya con cinco poemarios editados y tiene dos obras pendientes de publicación.

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Presentación libro

13 de octubre, 2011

Presentación de" Sangre y agua" en Vigo por Taller del Poeta en Jueves de Bohemia Literaria.

 
RESEÑA DE CELSA BARJA SOBRE "EL GRADO DE LA AURORA"

En"El grado de la aurora", el libro en prosa poética que hoy nos presenta, el yo poético se engarza en el paisaje. La voz del poeta se sume en lo que nos rodea para hacerse mirada interior, capaz de horadar la hoja, la fuente, la piedra, para buscar en cada imagen al Ser, a la semilla del pasado, sí, pero un pasado con destino. Nos embarca en fragmentos sin esquinas que lastimen, en textos suaves entre el misticismo y un cierto aire de júbilo interior... La aurora es el despertar de la vida gradual y espontáneo, el bostezo que regala la lágrima natural, el rocío con su pulso ingenuo ante un sol que juega cíclico y vital, abriendo y cerrando la orquesta de todo lo que respira. Y también es el remolino de dos mundos, el de la sombra y la luz, donde el hombre busca su intrínseca proporción, su latencia, penetrando en sus despertares sucesivos como la claridad en lo oscuro... El poeta nos invita a una incursión en el gran templo de la Natura, a flexibilizar el gesto de la observación para dejarnos a la vez ser paseados por ella. Nos invita a ser parte del fruto, de la humedad de la hondonada y de los senderos, de las raíces y las montañas, y no para interpretar la grandeza telúrica, sino para saborear desde el pensamiento. Tal vez "El grado de la aurora" es un canto del alma campesina perpetuada en el Tiempo, aquella que siente la expresividad de la semilla, de la estación, en la que tú, yo, nosotros, podemos ser agricultores que siembran la mente en el pecho para que brote el pecho en la mente.
Celsa Barja, 1/6/2011

Juan Manuel Pérez Álvarez

Recital "A viva voz" en Centro Cívico a Ponte

1 de junio, 2011

EL CICLO DE LA SEMILLA

Primero es pequeña,
liviana como el viento,
grácil como la Vida.
Luego, en Tierra, es ya potencia,
pájaro presto al vuelo,
esencia de Redención.
Cuando crece es árbol,
se hace raíz profunda
y rama elevada,
conquista el espacio en sus dos direcciones:
el Arriba y el Abajo,
Cielo e Infierno,
Alma y Cuerpo del Hombre.
El Hombre se hace sangre
y la semilla
vuelve a nacer, fecundando la Tierra.
Así fluye el mar del Tiempo, sucesivo.
SIERVO Y SEÑOR
Señor de Todo es el Hombre,
y siervo suyo, el Animal
de la Creación.
El Hombre lo protege
y lo conduce a verdes pastos
por los que discurre
el Río de la Sangre,
la Caridad
compartida del Amor.
El Animal fue hecho
por la Palabra del Hombre,
el Dios vivo y verdadero
que habita en las alturas,
en las moradas del aire.
El Hombre es la medida
del Animal del Cosmos,
que siempre se desplaza
siguiendo sus pisadas.
El Hombre es el Centro
del Animal, su mente,
la Cruz donde converge
la lumbre de su Ser.
Siervo y Señor caminan
siempre hacia el Principio,
siempre hacia el Nacimiento,
siempre hacia el Silencio
de la fuente de la Salvación.


EL CICLO DE LA SEMILLA

Primero es pequeña,
liviana como el viento,
grácil como la Vida.
Luego, en Tierra, es ya potencia,
pájaro presto al vuelo,
esencia de Redención.
Cuando crece es árbol,
se hace raíz profunda
y rama elevada,
conquista el espacio en sus dos direcciones:
el Arriba y el Abajo,
Cielo e Infierno,
Alma y Cuerpo del Hombre.
El Hombre se hace sangre
y la semilla
vuelve a nacer, fecundando la Tierra.
Así fluye el mar del Tiempo, sucesivo.


SIERVO Y SEÑOR

Señor de Todo es el Hombre,
y siervo suyo, el Animal
de la Creación.
El Hombre lo protege
y lo conduce a verdes pastos
por los que discurre
el Río de la Sangre,
la Caridad
compartida del Amor.
El Animal fue hecho
por la Palabra del Hombre,
el Dios vivo y verdadero
que habita en las alturas,
en las moradas del aire.
El Hombre es la medida
del Animal del Cosmos,
que siempre se desplaza
siguiendo sus pisadas.
El Hombre es el Centro
del Animal, su mente,
la Cruz donde converge
a lumbre de su Ser.
Siervo y Señor caminan
siempre hacia el Principio,
siempre hacia el Nacimiento,
siempre hacia el Silencio
de la fuente de la Salvación.